A pesar del dibujo de la portada, el sistema nervioso no es un conjunto de cables eléctricos conectados entre sí. La apasionante complejidad de estructuras, neurotransmisores, hormonas, células y órganos hacen de este sistema, el más importante del cuerpo humano.
Está en continua investigación, hace poco tiempo (17 de enero de 2013) desayunábamos con la noticia en la radio del descubrimiento de una “vacuna” contra el Alzheimer, de investigación española, que aunque no supone la cura real de esta plaga del siglo XX y XXI si es un paso muy importante para la humanidad.
EL SISTEMA DE COORDINACIÓN DEL ORGANISMO
El sistema nervioso es el encargado de coordinar las tareas y de regular todas las funciones de los órganos del cuerpo.
El sistema nervioso logra que todas las células de nuestro cuerpo actúen con un objetivo común. Si las personas que forman un equipo deportivo, un hospital o una empresa necesitan coordinarse para funcionar ¿qué no necesitarán los cien billones de células de nuestro organismo? Visto en términos muy generales, el sistema nervioso funciona así: el cuerpo tiene muchos órganos que constantemente recogen información del ambiente externo y de su medio interno; estudiando esas informaciones en conjunto, el sistema nervioso elabora unas respuestas que servirán para que el organismo se adapte a los cambios del medio y a sus necesidades en cada momento. Algunas de estas respuestas son sencillas, como el reflejo de retirada de la extremidad ante un dolor pero otras son mucho más complejas.
LAS CÉLULAS DEL SISTEMA NERVIOSO
Si examinásemos el sistema nervioso con el microscopio óptico veríamos que está constituido por varios tipos de células. Las más importantes son las neuronas, las células que transmiten los impulsos nerviosos. Los otros tipos son distintas variedades de células, que protegen y nutren a las neuronas y que en conjunto se denominan neuroglía.
LA ESTRUCTURA DE LA NEURONA
Esquemáticamente, la neurona está formada por tres partes:
- El cuerpo celular, en el que se encuentra el núcleo de la célula y la mayoría de orgánulos.
- Las dendritas, que son unas prolongaciones celulares, cortas y ramificadas. Por ellas entran los impulsos nerviosos a la neurona.
- El axón es una prolongación mayor, a veces verdaderamente larga, ya que los axones más largos alcanzan más de un metro de longitud. Se puede ramificar hacia el final de su trayecto. Por el axón sale el impulso nervioso que transmite la neurona.
Las vainas de mielina
Los axones y las dendritas están recubiertos por un aislante particular, la vaina de mielina, que protege a esta porción de la neurona y acelera la trasmisión del impulso nervioso. La vaina la forman los oligodendrocitos o las células de Schwann, dos de los tipos de células de la neuroglía; para formar la vaina, la célula auxiliar forma una espiral alrededor del segmento de axón o de la dendrita, como si envolvierais un bolígrafo con una tira de papel. Con todo, el recubrimiento es discontinuo, ya que se interrumpe por completo cada 1mm en los llamados nódulos de Ranvier. El deterioro de estas vainas causa enfermedades graves, de las que la más conocida es la esclerosis múltiple.
La red neuronal
El sistema nervioso humano tiene unos diez mil millones de neuronas y una cantidad mucho mayor de células de neuroglía. Las neuronas reciben impulsos de otras y, a la vez, están en contacto con algunas más, de modo que todas juntas integran una enorme red tridimensional, con un número inmenso de circuitos neuronales interrelacionados. En estos circuitos, muchos axones y dendritas recorren juntos un trayecto determinado, envueltos y protegidos por las células de apoyo. Se agrupan en haces, formando fibras nerviosas, que a su vez se mantienen unidas y agrupadas por envolturas de tejido conectivo. Dentro del sistema nervioso central estas fibras se llaman tractos, mientras que las fibras del sistema nervioso periférico se denominan nervios.
El tejido nervioso: la sustancia blanca y la sustancia gris
Si tomamos el cerebro de un animal, lo seccionamos y lo observamos a simple vista, podremos ver unas áreas de color claro y otras de color oscuro. Son la sustancia blanca y la sustancia gris.
- La sustancia blanca. Está formada principalmente por los axones y las células que los envuelven. De hecho, esta coloración blanquecina la produce el recubrimiento de mielina. La sustancia blanca se encuentra en la profundidad del encéfalo, en la superficie de la médula espinal y en los nervios.
- La sustancia gris. Está constituida básicamente por cuerpos neuronales y por dendritas cortas. Se encuentra en distintos lugares del sistema nervioso: en la superficie del encéfalo y en su profundidad, en distintos núcleos nerviosos, en el interior de la médula y en los ganglios nerviosos.
FISIOLOGÍA DE LA NEURONA
Las neuronas y sus funciones
La neurona es una célula especializada en una sola tarea, la transmisión de impulsos eléctricos a gran velocidad y a gran distancia. En el sistema nervioso hay distintos tipos de neuronas, con funciones diferentes:
- Neuronas sensitivas o aferentes. Son las que transmiten sensaciones desde los órganos de los sentidos hasta el sistema nervioso central.
- Neuronas motoras o eferentes. Son las que transmiten respuestas desde el sistema nervioso central hasta los distintos órganos. Las respuestas podrán ser contracciones musculares o secreciones glandulares.
- Neuronas de conexión. Son las que reciben las informaciones, las elaboran y establecen la respuesta.
La conexión entre neuronas: la sinapsis
Al observar las neuronas con un microscopio electrónico advertimos que no se tocan unas a otras, sino que dejan pequeños espacios entre ellas, son los llamados espacios sinápticos. Eso significa que el impulso nervioso, para transmitirse, deba saltar desde una neurona a la siguiente. El salto se consigue porque la neurona transmisora vierte ciertas moléculas, denominadas neurotransmisores, al espacio sináptico. Los neurotransmisores se difunden por el espacio sináptico hasta alcanzar los receptores apropiados en la neurona siguiente, en la que provocarán un nuevo impulso nervioso, que viajará adelante por ella. Estas conexiones funcionales, que no físicas, llamadas sinapsis permiten una regulación más fina de la intensidad de cada impulso y de su dispersión por la red de neuronas.
Así pues, la sinapsis es la conexión funcional entre neuronas, que transmite el impulso nervioso de unas a otras.
La neurona transmisora se denomina presináptica y la receptora, postsináptica.
Desde el punto de vista anatómico, el sistema nervioso se separa en sistema nervioso central y sistema nervioso periférico. El primero está encerrado en un estuche óseo y el segundo, fuera de este.
EL SISTEMA NERVIOSO CENTRAL
El sistema nervioso central está formado por el encéfalo y la médula espinal, dos órganos envueltos por varias cubiertas protectoras.
EL ENCEFALO
El encéfalo es la parte del sistema nervioso central que está en la cabeza, dentro del cráneo. Es el conjunto principal de centros de coordinación e integración. Está formado por el cerebro, el cerebelo y el tronco del encéfalo.
EL CEREBRO
Es la parte más voluminosa del encéfalo. Hemos de describir dos áreas de este, constituidas por sustancia gris: la corteza cerebral y el diencéfalo.
La corteza cerebral. Tiene una forma similar a la de una esfera, pero su superficie está plegada y a estos pliegues se les denomina circunvoluciones. Las más superficiales se llaman surcos y las más profundas, cisuras. Estas últimas separan varios espacios:
- La cisura interhemisférica divide corteza cerebral en dos hemisferios derecho e izquierdo. Sin embargo separación entre ellos no es completa porque están conectados en la profundidad por un haz de fibras nerviosas, llamado cuerpo calloso.
- La cisura lateral o de Silvio separa los lóbulos frontal y parietal del lóbulo temporal.
- La cisura central o de Rolando separa el lóbulo frontal del lóbulo parietal.
- La cisura perpendicular externa separa el lóbulo occipital de los parietales de ambos lados.
Las cuatro zonas o lóbulos que existen a cada lado: frontal, temporal, parietal y occipital (éste es un solo lóbulo, central), se sitúan aproximadamente por debajo de los huesos que llevan el mismo nombre. Por debajo de la cisura de Silvio se encuentra otra zona de sustancia gris llamada Ínsula de Reil.
El diencéfalo. Está por debajo de los hemisferios, en la base cerebral. Es un área con varios núcleos de sustancia gris, entre los que destacaremos el tálamo, el hipotálamo y la hipófisis.
- El tálamo esta formado por dos masas voluminosas, unidas por una comisura gris.
- El hipotálamo y la hipófisis forman parte a la vez de los sistemas nervioso y endocrino.
EL CEREBELO
Es la parte del encéfalo que está por detrás y por debajo del cerebro, por dentro de la nuca. La estructura del cerebelo se parece a la del cerebro, con circunvoluciones y surcos. Se compone de un cuerpo central o vermis y de dos lóbulos cerebelosos. Como en el caso del cerebro, hay sustancia gris en la superficie y en algunos núcleos internos, y el resto es sustancia blanca. En una sección transversal podemos ver como esta sustancia blanca interna se dispone de manera ramificada.
EL TRONCO DE ENCÉFALO
Se encuentra por debajo del cerebro y por delante del cerebelo, en la base del cráneo. Contiene varios núcleos nerviosos y los tractos que comunican al cerebro y al cerebelo con la médula espinal. Macroscópicamente dividimos el tronco del encéfalo en mesencéfalo protuberancia y bulbo raquídeo.
- El mesencéfalo. Está situado en la parte superior. Sus núcleos participan en la visión y en la audición, en la alerta general y en la coordinación muscular.
- La protuberancia o puente es la parte más abultada. Su componente más abundante son tractos de sustancia blanca.
- El bulbo raquídeo. Está formado por numerosos haces de fibras nerviosas que conectan los centros encefálicos con la médula espinal y también por núcleos, que rigen el funcionamiento del corazón, el de la respiración y el de otras funciones involuntarias.
LA MÉDULA ESPINAL
La médula espinal es un cilindro nervioso de unos 45 centímetros de largo y 1 centímetro de diámetro, que recorre el interior de la columna vertebral. Comienza en el bulbo raquídeo y termina en muchos filamentos, a la altura de la segunda vértebra lumbar. La médula espinal es la carretera de paso de impulsos nerviosos sensitivos o motores, que viajan entre el encéfalo y el tronco y las extremidades. Pero tiene también una cierta capacidad rectora, al alojarse allí los reflejos nerviosos. Estos reflejos dependen de la sustancia gris de la médula espinal. En un corte transversal de la médula observarás que la sustancia gris está distribuida en forma de mariposa, alrededor de la cual se ubica la sustancia blanca. Al disecar la sustancia gris se comprueba que contiene tres astas o cordones a cada lado: la posterior -sensitiva-, la anterior -motora- y la lateral.
LAS CUBIERTAS PROTECTORAS
Como hemos dicho, el sistema nervioso central está protegido por huesos, pero también por las meninges y el líquido cefalorraquídeo.
Como hemos dicho, el sistema nervioso central está protegido por huesos, pero también por las meninges y el líquido cefalorraquídeo.
- Los huesos son los del cráneo, tanto los de la bóveda como los de la base de este, que protegen el encéfalo. La columna vertebral resguarda la médula espinal.
- Las meninges son tres membranas, situadas entre los huesos y el sistema nervioso. De fuera adentro se denominan: duramadre (es la más gruesa, espesa y resistente), aracnoides (filamentosa, similar a una tela de araña) y piamadre (muy vascularizada, adherida a la superficie del encéfalo y de la médula espinal).
- El líquido cefalorraquídeo es un líquido transparente, que llena los espacios entre el sistema nervioso central, las meninges y los huesos actuando como un amortiguador contra las sacudidas y golpes.
EL SISTEMA NERVIOSO PERIFÉRICO
El sistema nervioso periférico está formado por una red de nervios, ganglios nerviosos y receptores especializados, que enlazan el encéfalo y la médula espinal con el resto del organismo.
LOS NERVIOS Y LOS GÁNGLIOS NERVIOSOS:
Hemos explicado que los axones y las dendritas neuronales se agrupan en haces y que éstos, en el sistema nervioso periférico, se denominan nervios. Según la dirección en que se mueve su información distinguimos entre:
- Nervios sensitivos, que son los que llevan información al sistema nervioso central.
- Nervios motores, llevan la respuesta desde este.
- Nervios mixtos, en los que circula información en ambos sentidos.
Del sistema nervioso central salen 43 pares de nervios, la mitad hacia la izquierda y la otra mitad hacia la derecha.
- Nervios craneales, hay 12 pares, que nacen de los centros encefálicos, salen del cráneo a través de ciertos orificios en su base y van hacia la cara, el cuello y el tronco.
- Nervios raquídeos, hay 31 pares, que parten de la médula espinal y se diseminan por el tronco y las extremidades. Según el nivel de la columna del que salgan recibirán el nombre de nervios cervicales (8 pares), dorsales (12 pares), lumbares (5 pares), sacros (5 pares) y coxígeos (1 par). Todos los nervios raquídeos son nervios mixtos.
La formación de los nervios raquídeos es compleja: de cada pared lateral de la médula salen dos raíces nerviosas, una raíz dorsal y otra ventral. La primera conduce estímulos sensitivos hacia la médula y la segunda, estímulos motores hacia la periferia. Esas raíces se reúnen en un nervio raquídeo, que atraviesa la columna por un espacio entre dos vértebras, denominado agujero de conjunción.
Los ganglios nerviosos son los puntos del sistema nervioso periférico en los que termina una neurona y se establece la sinapsis con la neurona siguiente. Allí están también los cuerpos neuronales de esta segunda neurona.
Los receptores especializados son neuronas sensitivas que captan determinados estímulos y los traducen a impulsos nerviosos.
Estos impulsos viajarán por los axones de estas neuronas, que forman los nervios sensitivos, hacia el encéfalo o la médula espinal. Hay receptores especializados en la retina, en la mucosa nasal, en el oído interno, en la lengua, en la piel, en los músculos, en las articulaciones, en el tubo digestivo..., en definitiva, en todos los puntos que nos aportan información.
LOS NERVIOS CRANEALES
- Olfatorio: Sensorial. Sus dendritas y cuerpos celulares están en la mucosa nasal.
- Óptico: Sensorial. Sus dendritas y cuerpos celulares están en la retina.
- Motor ocular común: Motor. Inerva varios músculos de la órbita ocular y mueve la pupila y el cristalino.
- Patético: Motor. Inerva un músculo de la órbita ocular.
- Trigémino: Mixto. Neuronas motoras: inervan los músculos de la masticación. Neuronas sensitivas: llevan información de la piel y de las mucosas de la cabeza, y también de los dientes.
- Motor ocular externo: Motor. Inerva el músculo que mueve el ojo hacia el exterior.
- Facial: Mixto. Inerva los músculos de la cara y del cuero cabelludo. Tiene fibras autónomas, hacia las glándulas salivales y las glándulas lacrimales. Sus fibras sensitivas transportan sensaciones desde los dos tercios anteriores de la lengua.
- Estatoacústico: Sensorial. Transporta las sensaciones auditivas y también las referidas a la posición y los movimientos de la cabeza.
- Glosofaríngeo: Mixto. Recibe sensaciones desde la lengua y la faringe. Sus fibras o motoras colaboran en la deglución.
- Vago: Mixto. Se dispersa por la faringe, la laringe, la tráquea, los bronquios los pulmones, el corazón, el esófago, el estómago, la vesícula biliar y el intestino. Rige diversas funciones viscerales.
- Espinal: Motor. Colabora en los movimientos del hombro y de la cabeza y en la fonación.
- Hipogloso: Motor. Inerva muchos músculos de la lengua.
FISIOLOGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO
El sistema nervioso funciona siguiendo siempre el mismo proceso: recogida de información, procesamiento y emisión de respuesta.
1.- LA RECOGIDA DE INFORMACIÓN
Hay receptores nerviosos en todos los puntos del interior y del exterior de nuestro cuerpo y los cambios en esos puntos estimulan o deprimen a los receptores. Por eso definimos un estímulo como cualquier cambio en el ambiente que nuestros receptores nerviosos sean capaces de captar, llamamos estímulos externos a los captados por los sentidos: el frío, el viento sobre la piel, un sonido agudo, el olor a amoníaco, la luz intensa, el sabor ácido del limón...
Son estímulos internos aquellos provenientes del organismo: la fatiga, el dolor, la saciedad, el exceso de dióxido de carbono en la sangre, la posición de una articulación, etc.
Los receptores especializados captan esos cambios, los traducen a impulsos nerviosos y, a lo largo de sus axones, llevan la información al encéfalo o a la médula espinal.
2.- SU PROCESAMIENTO
Los impulsos llegan a los centros nerviosos de la médula y del encéfalo, donde están las neuronas de conexión. Estos centros reciben las informaciones recogidas en diferentes puntos, la reúnen y procesan todo el conjunto. En el procesamiento interviene también la información recogida en la memoria, que aporta datos sobre lo que ocurrió en ocasiones anteriores, las respuestas que se emitieron y los resultados obtenidos. Con todos estos elementos se elabora una respuesta, sencilla o compleja.
- En la médula espinal: La médula espinal no es sólo un lugar de paso de la información, sino que contiene centros nerviosos suficientes para emitir las respuestas más sencillas, los llamados actos reflejos, que son acciones que se producen de manera automática ante la presencia de un estímulo determinado, sin que intervenga la conciencia. Uno de los actos reflejos sencillos más conocidos es el reflejo rotuliano que consiste en la extensión de la pierna cuando te golpean el tendón rotuliano del cuádriceps por debajo de la rótula. Otros actos reflejos son la retirada rápida de la parte del cuerpo que sufre dolor o la micción al notar la vejiga urinaria llena. Hemos explicado ya que estos estímulos y estas respuestas viajan a lo largo de los nervios raquídeos.
- En el tronco encefálico: El bulbo raquídeo, uno de los componentes del tronco del encéfalo, lleva a cabo reflejos nerviosos más elaborados, tales como la tos cuando algo irrita la garganta, el estornudo cuando algo irrita la nariz, el vómito cuando se sienten náuseas intensas, etc. El bulbo rige también muchas funciones de las vísceras, como el ritmo respiratorio, el ritmo cardíaco, el reflejo de la deglución, o la contracción y la dilatación de las fibras musculares de los vasos sanguíneos. Como en esos actos no intervienen la conciencia ni la voluntad, decimos que son involuntarios.
- En el cerebelo: El cerebelo coordina gran parte de las actividades motoras, empezando por las sencillas como conservar el tono muscular apropiado para mantener la postura y para moverse, o mantener la posición vertical de la cabeza al estar de pie sobre una superficie inclinada. También maneja reflejos más elaborados como mover las manos hacia el suelo cuando la persona se cae. El cerebelo también es capaz de coordinar por sí mismo las actividades motoras complejas, una vez que la persona las ha aprendido. Por eso será capaz de realizarlas sin pensar en ellas: mantener el equilibrio cuando está de pie o caminando, ir en bicicleta, bailar, tocar el piano...
- En el diencéfalo: El tálamo, un núcleo diencefálico, es el principal centro de integración inconsciente de la sensibilidad general. También tiene una profunda influencia sobre el estado de ánimo. El tálamo expresa sus respuestas a través del hipotálamo y a la vez envía a la corteza cerebral algunas de las sensaciones que ha recibido, las que deberán hacerse conscientes. El hipotálamo es un núcleo que regula muchas funciones viscerales, como las vinculadas a la expresión de las emociones (sudoración, dilatación de las pupilas, lagrimeo, variación del ritmo cardíaco), la regulación de la temperatura corporal, las relacionadas con la alimentación (hambre, sed, saciedad), con el sueño o con el impulso sexual. Mucha de esa regulación se ejerce a través de hormonas hipotalámicas.
- En la corteza cerebral: Las funciones de la corteza cerebral se llevan a cabo en áreas determinadas, cada una especializada en una función. En el lóbulo parietal hay un área sensitiva primaria, que recibe las sensaciones elementales de todas las áreas del cuerpo, como el tacto. Junto a ella se encuentra el área sensitiva secundaria, donde se integran estas sensaciones elementales para darles sentido. Así, nos permite identificar los objetos que tocamos, con la ayuda del recuerdo de las sensaciones anteriores. De la misma manera, en la región occipital se encuentran las áreas visuales primaria y secundaria; en la primera se proyectan punto por punto los estímulos transmitidos desde las retinas y en la segunda se integran las sensaciones elementales, para reconocer los objetos que vemos. Ese patrón de áreas de recepción y áreas de integración se repite con las sensaciones auditivas en el lóbulo temporal; así reconocemos e interpretamos los sonidos. En el cerebro hay también áreas motoras, cada una especializada en una acción. Así, por ejemplo, una rige los movimientos elementales (flexionar un dedo, levantar la mirada..), mientras que la otra coordina los movimientos conscientes más complejos y dirigidos a un fin, como los necesarios para la escritura o el habla. La corteza cerebral rige también algunos reflejos, como el de hablar más alto cuando se oyen ruidos ambientales y a la vez elabora las respuestas más complejas, aquellas en las que intervienen las emociones, la inteligencia, la capacidad de juicio o la memoria.
El objetivo de las respuestas del sistema nervioso es ayudar al organismo a adaptarse al ambiente y a satisfacer sus necesidades en cada momento. Cada respuesta viajará por las neuronas motoras, reunidas en nervios, que conectan el sistema nervioso central con los distintos músculos y glándulas. Así que las respuestas serán movimientos, secreciones glandulares o la combinación de ambos. Suele clasificarse a las respuestas según sean conscientes o no lo sean. Las primeras se llevarán a cabo mediante el sistema nervioso voluntario y las segundas, mediante el autónomo.
- El sistema nervioso voluntario o somático interviene en las funciones llamadas voluntarias o conscientes, tales como hablar caminar masticar o detener la micción.
- El sistema nervioso autónomo o visceral está a cargo de las funciones involuntarias, que no regimos conscientemente. Algunos ejemplos son la secreción salival, los movimientos de los intestinos, el ritmo cardíaco, la secreción de hormonas o la preparación del organismo para la lucha o la huida. Podemos decir que el sistema nervioso autónomo lleva el mantenimiento del cuerpo, unas tareas imprescindibles, pero que no se ven. Estas tareas las lleva a cabo mediante dos componentes, que tienen funciones inversas, como el acelerador y el freno de un vehículo:
El sistema nervioso simpático prepara al organismo enfrentarse a una amenaza, sea luchando o huyendo. Un ejemplo de acción del sistema simpático es la siguiente secuencia:
Ante una amenaza se activan las reacciones fisiológicas siguientes:
- La persona "despierta", porque aumentan su vigilancia y su atención.
- Sus pupilas se dilatan y capta mejor la luz ambiental, los objetos y los movimientos.
- Aumentan la frecuencia cardíaca y la intensidad de cada contracción. Así bombea más sangre hacia los tejidos.
- Se dilatan los bronquios y aumentan la frecuencia y la profundidad de la respiración, de manera que llega mucho más oxígeno a la sangre.
- Se libera más glucosa a la sangre, que los músculos podrán quemar para contraerse. Los músculos reciben más sangre, porque se dilatan las arteriolas del corazón y las de los músculos esqueléticos.
- Al mismo tiempo se contraen las arteriolas de los órganos digestivos y las de la piel, de forma que se frena la digestión, la boca se seca y el individuo palidece.
- Finalmente, la médula suprarrenal segrega adrenalina una hormona que refuerza y prolonga los efectos del sistema nervioso simpático.
La respuesta a una amenaza se hace mediante el Sistema Nervioso Simpático
El sistema nervioso parasimpático tiene la función inversa, es decir, permite la relajación después de la alarma y restaura la situación previa a ella. Así, deprime la respiración y el bombeo cardíaco, estimula al aparato digestivo, incluyendo la defecación, estimula la producción y la emisión de orina y en general permite la regeneración del cuerpo que tiene lugar durante el descanso y el sueño.
FISIOLOGÍA DEL SISTEMA NERVIOSO
Enfermedades del sistema nervioso y pautas de actuación:
1.- LAS DEMENCIAS. LA DEMENCIA DE ALZHEIMER
Muchas de las personas que atenderás como profesional serán ancianas y una gran parte de ellas padecerán demencia. Por eso es imprescindible que conozcas cuáles son los signos y los síntomas de esta enfermedad y la atención que puedes prestar a estas personas. En la demencia se deterioran todas las funciones cognitivas: la memoria, la capacidad de juicio, la orientación en el tiempo y en el espacio, la atención, el lenguaje y la coordinación psicomotriz. También puede alterarse el estado de ánimo. El motivo es la afectación progresiva de las neuronas de diferentes zonas del cerebro, que lleva incluso a la pérdida de volumen y de peso del cerebro.
De las muchas causas de demencia, algunas son curables, como la demencia del alcoholismo crónico o la causada por deficiencia de vitamina B12. Otras, sin embargo, no tienen cura, como la enfermedad de Alzheimer o las demencias causadas por la acumulación de pequeños accidentes vasculares cerebrales.
El tipo de demencia más habitual es la demencia de Alzheimer. No conocemos su causa, pero sabemos que está asociada a diferentes factores de riesgo, tales como:
- La edad. El riesgo de sufrirla aumenta con la edad, porque la sufren alrededor del 10 % de las personas mayores de 65 años y casi la mitad de las que superan los ochenta.
- El esfuerzo intelectual. Cuanto más ejercite el cerebro la persona lo largo de su vida, menos riesgo tendrá de sufrir la enfermedad (Alzheimer).
- Diversos rasgos genéticos, cuantitativamente menos importantes.
La demencia evoluciona durante 10 o 15 años desde que empieza a manifestarse hasta la muerte. Para entender con más facilidad su evolución clínica, la hemos dividido en tres fases, aunque de hecho evoluciona de forma continua.
FASE LEVE
Las manifestaciones interfieren cada vez más en el trabajo de la persona y en sus relaciones sociales. Paulatinamente van presentándose lo siguientes hechos:
- Le falla la memoria reciente y olvida las citas o las conversaciones los hechos de los últimos días; también le cuesta mucho aprende tareas nuevas.
- Se acorta el tiempo durante el que puede mantener la atención sobre una actividad, de forma que le es difícil ejecutar tareas que constan de pasos sucesivos y coordinados, tales como cocinar, llevar las cuentas de la empresa o del hogar, conversar con varias personas al mismo tiempo, etc.
- Confunde las fechas. Le puede costar orientarse al conducir el coche en trayectos complicados.
- El lenguaje se empobrece: tarda más en recordar palabras corrientes, de manera que cada vez utiliza menos términos espontáneos y la conversación se va haciendo repetitiva.
- La persona afectada, que se da cuenta de sus dificultades, puede mostrarse ansiosa, apática, desconfiada o irritable.
FASE MODERADA
Las manifestaciones se hacen evidentes para cualquiera y la carga para la persona que la cuida se va agravando. Podemos destacar estas afectaciones:
- La pérdida de memoria es intensa y afecta ya a su memoria a largo plazo. Le cuesta recordar episodios de hace unos años y confunde los hechos más lejanos.
- La capacidad de atención y de concentración ha quedado muy empobrecida, de manera que le cuesta entender las conversaciones y se afecta su capacidad de juicio sobre las situaciones y los problemas.
- Se confunde con las prendas de vestir al ponerse la ropa o deja de ponerse algunas.
- La falta de vocabulario y de memoria restringen cada vez más sus conversaciones, que se van volviendo más concretas y reiterativas.
- Se desorienta con facilidad cuando sale de su entorno habitual, aunque puede orientarse dentro de su casa o en el barrio donde ha vivido muchos años.
- Va perdiendo coordinación psicomotriz y se alteran su escritura y sus dibujos. Con el tiempo se le hará más difícil manejar objetos, escribir o vestirse solo.
- En esta fase son frecuentes los trastornos del estado de ánimo: la ansiedad y la depresión, la irritabilidad, la desinhibición o una apatía intensa.
FASE GRAVE
La persona es ya dependiente para todas las actividades de su vida cotidiana y necesita un cuidador que la supervise o la atienda las veinticuatro horas del día. La demencia continúa así:
- La memoria está muy deteriorada y apenas recuerda los sucesos ocurridos hace años. Le cuesta mucho reconocer a las personas más próximas.
- Solamente conserva la emisión y la comprensión de palabras paulatinamente más concretas y simples.
- Sólo se orienta en el espacio cuando está en el edificio en el que lleva viviendo mucho tiempo y a veces ni siquiera allí.
- El ciclo sueño-vigilia está alterado y la persona duerme o se levanta a cualquier hora del día.
- Puede sufrir obsesiones, alucinaciones, delirios y episodios de agitación violenta.
- Hacia el final de su vida aparecen las dificultades para tragar y la incontinencia urinaria y fecal. Acabará necesitando las mismas atenciones paliativas que cualquier enfermo terminal.
2.- LOS ACCIDENTES VASCULARES CEREBRALES
El accidente vascular cerebral (AVC) o ictus es la lesión o la muerte de las neuronas del encéfalo, por falta de sangre oxigenada.
Las neuronas necesitan un suministro abundante y continuado de oxígeno y de energía, de manera que si ese aporte se bloquea, aunque sea solamente durante unos minutos, las neuronas morirán y una parte de sistema nervioso perderá su capacidad funcional.
El origen del ictus puede ser una hemorragia, debida a la rotura de una pequeña arteria cerebral, o una embolia, la obstrucción de la pequeña arteria por un émbolo. Ambas privan de oxígeno y de nutrientes a las neuronas que están más allá del punto afectado. Algunas de estas afecciones arteriales son transitorias y las neuronas afectadas se recuperar en pocas horas o días, pero en otros casos la lesión será definitiva.
Según a qué área pertenezcan las neuronas afectadas serán distintos los signos y los síntomas que sufrirá la persona. Si se lesiona un área motora, el paciente será incapaz de mover voluntariamente determinadas partes del cuerpo: la cara, el habla, el movimiento de la extremidad superior, el de la inferior o el de las dos del mismo lado. La función puede quedar debilitada (paresia) o suprimida (plejia).
Otros efectos que puede padecer son la pérdida del lenguaje (afasia) o la dificultad para articularlo (disartria), la pérdida de sensibilidad (anestesia), los trastornos en la visión, en el equilibrio o en la coordinación motora, etc. Estas personas necesitarán rehabilitación para recuperar el máximo posible de las funciones afectadas.
3.- LA ENFERMEDAD DE PARKINSON
La enfermedad de Parkinson se produce por una degeneración de las neuronas que afecta a la coordinación del movimiento y la postura.
Afecta a una de cada 650 personas mayores de 65 años en nuestro país. En la mayoría de los casos, su causa es desconocida. Se manifiesta como una combinación de:
- Temblor. Que aparece ya en las primeras fases de la enfermedad. Afecta principalmente a las extremidades y sobre todo a las manos, en movimientos como si contara monedas. El temblor se da en reposo, pero desaparece cuando comienza un movimiento voluntario.
- Lentitud de movimientos. La persona permanece casi siempre inmóvil. En los casos graves, apenas tiene expresividad facial y llega a babear.
- Rigidez. Cuesta moverle las articulaciones, porque están rígidas aunque no quiera; por eso, por ejemplo, apenas balancea los brazos cuando anda. Llegarán a serle imposibles los movimientos finos, como escribir o vestirse.
- Alteración de la postura y la marcha. Se inclina hacia delante, en especial al caminar, y su marcha es rígida y como cayéndose hacia delante.
Es una enfermedad lentamente progresiva. Casi la mitad de estas personas padece además depresión y, el diez por ciento, demencia.
4.- LA PARÁLISIS CEREBRAL
La parálisis cerebral es un trastorno permanente, pero no progresivo, de las neuronas cerebrales que rigen el control motor.
Sus causas más comunes son las enfermedades maternas y los traumatismos mecánicos o la falta de oxígeno durante el parto. Suele manifestarse como una incapacidad para llevar a cabo determinados movimientos voluntarios, añadida a contracciones involuntarias de estos grupos musculares. La parálisis cerebral se aprecia al nacer o poco después. Uno de los problemas más importantes que sufre la persona afectada es la dificultad en el habla, que limitará la comunicación con las personas del entorno y en particular el aprendizaje infantil. Eso hace recomendable la intervención de un equipo de logopedas, foniatras y fisioterapeutas, entre otros, para estimular este aprendizaje.
5.- LAS CONVULSIONES
Las convulsiones son estallidos de actividad anormal en un grupo de neuronas del cerebro, que alteran temporalmente la función del órgano.
Los ataques pueden ser muy ligeros, modificando sutilmente el nivel de conciencia, el control motor o la percepción, o bien, pueden ser muy intensos, produciendo contracciones involuntarias de grupos musculares e inconsciencia.
Las convulsiones pueden ser síntomas de una enfermedad concreta como la epilepsia. La mayor parte de las epilepsias son de causa desconocida, si se instauran después de la infancia hay que buscar enfermedades que hayan afectado al sistema nervioso central, que puedan ser curables, y que estén provocando las convulsiones tales como infecciones, tumores, traumatismos craneales u otros.
El tratamiento de las convulsiones, sean o no ataques epilépticos, consiste en unas medidas de primeros auxilios, dirigidas a evitar que se haga daño. Por otro lado, es necesario un tratamiento mantenido, que tiene el objetivo de evitar que se repita el cuadro. Aparte de los fármacos indicados, que se deben tomar a las horas fijadas sin saltarse ninguna dosis son convenientes unas medidas de higiene, como mantener un horario estable para irse a dormir y para levantarse, durmiendo las horas necesarias, y no tomar alcohol, derivados del cannabis u otras drogas, que menudo actúan como desencadenantes de la crisis.
La epilepsia no afecta a la inteligencia, ni causa locura ni tiene un riesgo particular de transmisión en la descendencia. Tampoco es dolorosa acorta la vida. Por eso, no hay ninguna razón por la que la enfermedad deba avergonzar a la persona o para que deba esconderse.
6.- OTRAS ENFERMEDADES
Otras enfermedades del sistema nervioso que hay que considerar son la esclerosis múltiple, la meningitis, la migraña o el tumor cerebral.
- La esclerosis múltiple. Consiste en la desmielinización del sistema nervioso central; esta pérdida de mielina dificulta la capacidad de los haces nerviosos para conducir impulsos eléctricos. Aunque su clínica puede mostrar diferentes evoluciones, generalmente se manifiesta con una serie de brotes seguidos de una remisión total o parcial. Las manifestaciones más comunes al inicio de la enfermedad son pérdida de fuerza en los brazos o las piernas, problemas de visión sensación de hormigueo o entumecimiento en alguna parte de un extremidad, vértigo y dificultades en el equilibrio. Con la evolución se agrava la enfermedad. Los fármacos se administran para reducir la frecuencia y la intensidad de los brotes y para atenuar algunos efectos como el dolor, la espasticidad o la fatiga.
- La meningitis. Es la inflamación de las meninges, las membranas que recubren el encéfalo y la médula espinal. Su causa más frecuente es una infección bacteriana (a menudo por Neisseria meningitidis) o vírica. Tiene manifestaciones generales y locales: entre las primeras está la fiebre, el sudor y los escalofríos, la irritabilidad, los vómitos o incluso la confusión, el aturdimiento y la pérdida de conciencia. A veces cursa también con enrojecimiento o amoratamiento de la piel. Son manifestaciones más específicas el dolor de cabeza, la hipersensibilidad ante la luz, las petequias y la rigidez en el cuello. Es una enfermedad grave, que en ocasiones evoluciona muy rápidamente y que necesita tratamiento hospitalario.
- La migraña. La migraña o jaqueca es un dolor intenso en un lado de la cabeza (su nombre técnico es hemicránea), que suele acompañarse de náuseas, vómitos, fotofobia y otras alteraciones visuales. El episodio dura desde dos horas hasta tres días y se repite con más o menos frecuencia.
- El tumor cerebral. Los tumores cerebrales son afortunadamente poco frecuentes, ya que representan tan sólo el 2 % de todos los cánceres, con un caso nuevo cada año por cada diez mil habitantes. La manifestación más común de las personas afectadas es la cefalea. También puede padecer alteraciones sensitivas o motoras similares a las del accidente vascular cerebral o bien crisis convulsivas. En algunas personas se dan trastornos psiquiátricos y en otras no hay afectación hasta que el tumor alcanza un gran tamaño.
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