sábado, 22 de abril de 2017

El Sistema Endocrino


Los sistemas de coordinación del organismo

Los órganos, aparatos y sistemas del cuerpo humano trabajan coordinadamente y el que los regula es el sistema nervioso, pero en realidad, dicha coordinación la ejerce también el sistema endocrino. En las personas, ambos sistemas reguladores se complementan.

El sistema endocrino está formado por varias glándulas de actuación coordinada, que segregan hormonas a la sangre. Las hormonas son moléculas producidas en pequeñas cantidades, que circulan con la sangre por todo el organismo, pero que actúan solamente sobre unas células determinadas, sus células diana, que pueden estar muy alejadas de la glándula secretora.

En un ejemplo, nos fijamos en que es como un ejército:
  • las células que deben actuar coordinadamente serían los soldados, 
  • mientras que las hormonas que les transmiten las órdenes serían los sargentos. 
Pero las glándulas endocrinas no segregan hormonas cuando quieren, sino respondiendo a las órdenes de determinados centros de coordinación, que serían los capitanes, los generales e incluso hay un estado mayor.


Anatomía y fisiología de las glándulas endocrinas

El sistema endocrino está formado por un conjunto de glándulas distribuidas por todo el organismo, las más importantes son la tiroides, las glándulas suprarrenales, los ovarios, los testículos y el páncreas. Además tenemos dos órganos (el hipotálamo y la hipófisis) que actúan cómo glándulas y además como reguladores de las anteriores.


LA GLÁNDULA TIROIDES

La glándula tiroides está ubicada en la zona anteroinferior del cuello a los lados de la tráquea, tiene forma de mariposa y pesa entre 15 y 30 gr.

Esta glándula produce la hormona tiroxina, una molécula que en las personas adultas estimula el metabolismo en general y, durante el desarrollo intrauterino y la infancia, ayuda a que se organice el nervioso central.

La tiroxina es un aminoácido modificado que contiene 4 átomos de yodo, de manera que este mineral es imprescindible para que la hormona funcione. Por eso si la dieta de la persona es deficiente, la glándula no sintetizará la suficiente hormona funcionante y sufrirá hipotiroidismo.

El hipotiroidismo es relativamente frecuente en los ancianos. Les causa somnolencia, estreñimiento, intolerancia al frío, calambres, lentitud de pensamiento, anorexia y aumento de peso, con piel fría y áspera.

El hipertiroidismo es mucho menos frecuente que el anterior y tiene unas manifestaciones opuestas a las citadas, como es lógico. A menudo es el resultado de una enfermedad autoinmune.

Por otro lado, el déficit de tiroxina mientras el sistema nervioso central se está formando produce una enfermedad que comporta retraso en el crecimiento y retraso mental grave, denominado cretinismo. Por eso, es conveniente que embarazadas y sus bebés ingieran el suficiente yodo en su dieta.

La glándula tiroides contiene también las denominadas células C, que segregan la hormona calcitonina. Esta hormona frena la reabsorción ósea por eso se prescribe como medicamento a los pacientes que padecen osteoporosis y a los que sufren una fractura que no termina de consolidarse, para estimular la regeneración del hueso.


LAS GLANDULAS SUPRARRENALES

Las glándulas suprarrenales o adrenales son 2 órganos con forma de triángulo, situados por encima y por dentro de cada riñón. Pesan 5 a 6 gramos y están formadas por una corteza y una médula, que son en realidad órganos completamente independientes.

La corteza suprarrenal segrega varias hormonas a la sangre, llamadas corticoides:

  • La aldosterona, que reabsorbe sodio en el túbulo renal y así aumenta el volumen plasmático y la tensión arterial.
  • El cortisol o cortisona, que quema grasas y proteínas, eleva la glucemia. También tiene efecto antiinflamatorio y éste es su farmacológico más común.
  • Andrógenos, que son hormonas sexuales masculinas. Como existen también en las mujeres, son las responsables de que les aparezca vello poco antes de la pubertad y después de la menopausia.

La médula suprarrenal:

Se compone de neuronas especializadas en la producción de adrenalina y noradrenalina. Las dos hormonas tienen acciones similares, e iguales a las del sistema nervioso simpático, activan el cuerpo para enfrentarse a una situación de peligro mediante la lucha o la huida (elevan la glucemia, la frecuencia cardíaca y la tensión arterial, entre otros).

La única enfermedad relacionada con las glándulas suprarrenales es el síndrome de Cushing, causado por un exceso de cortisol en el organismo. Su origen puede ser exógeno por la utilización de fármacos corticoides en dosis excesivas o durante demasiado tiempo, ser endógeno por enfermedades o tumores.

Se manifiesta con la acumulación de grasa en la cara y el tronco, adelgazamiento de las extremidades. También causa hiperglucemia, edemas y aparición de estrías en el abdomen. Tiene efectos masculinizantes en la mujer y retrasa el crecimiento de los niños.


LOS OVARIOS

Los ovarios son 2 órganos situados a los lados del útero. Son órganos sexuales y participan en la reproducción, porque fabrican los óvulos, y segregan hormonas, concretamente estrógenos y progesterona.

  1. Los estrógenos participan en el ciclo ovárico y estimulan el desarrollo primero y el mantenimiento después de los caracteres sexuales secundarios femeninos.
  2. La progesterona estimula el crecimiento de la capa interna del útero, preparándola para anidar el posible cigoto. Al mismo tiempo, estimula las mamas para que puedan fabricar leche.


LOS TESTÍCULOS

Los testículos son 2 órganos situados en el interior de una bolsa, la región inguinal. Fabrican los espermatozoides y también los andrógenos, que son las hormonas sexuales masculinas. Así, al igual que los ovarios, tienen funciones sexual y reproductora y a la vez endocrina. La principal variante de andrógeno es la testosterona, responsable de la producción de esperma y también de la aparición y mantenimiento de los caracteres sexuales secundarios masculinos.


EL PÁNCREAS

El páncreas está ubicado en la parte posterosuperior del abdomen, justo detrás del estómago. Es una glándula mixta, porque sintetiza también algunos enzimas digestivos.

La parte endocrina del páncreas, que suma apenas el 2 % de su peso fabrica las hormonas insulina y glucagón.

  • La insulina: facilita que las células absorban la glucosa que circula por la sangre y que la utilicen después. La oxidarán para obtener energía o la almacenarán en forma de glucógeno o de lípidos, para cuando sea necesaria. Por este motivo, la insulina reduce la glucemia o concentración de glucosa en la sangre.
  • El glucagón: por su parte, rompe el glucógeno hepático liberando glucosa a la célula; también facilita la conversión de los aminoácidos en glucosa. En suma, esta hormona eleva la glucemia. Cuando el páncreas no segrega la suficiente insulina, o bien, cuando las células del cuerpo no responden bien a la insulina circulante, se produce la enfermedad llamada diabetes. Ésta es una enfermedad muy común y muy grave.


LA REGULACIÓN DE LAS GLÁNDULAS ENDOCRINAS

La Hipófisis

La hipófisis es una glándula endocrina más pequeña que un garbanzo que está situada en la cavidad craneal, casi en el centro de la línea une los dos orificios auditivos.
Sin entrar en grandes descripciones anatómicas si es conveniente apuntar que en la hipófisis distinguimos tres partes:

  • Lóbulo anterior o adenohipófisis
  • Hipófisis media o pars intermedia: produce dos polipéptidos llamados melanotropinas u hormonas estimulantes de los melanocitos, que inducen el aumento de la síntesis de melanina de las células de la piel.
  • Lóbulo posterior o neurohipófisis: procedente de la evaginación del piso del tercer ventrículo del diencéfalo, al cual se le conoce con el nombre de infundíbulo, queda unido a través del tallo hipofisario; almacena a las hormonas ADH y oxitocina secretadas por las fibras amielánicas de los núcleos supraópticos y paraventriculares de las neuronas del hipotálamo



La hipófisis, como vemos, segrega muchas moléculas, cuya función es estimular la secreción de otras glándulas endocrinas.
Las más importantes son:

  • La hormona estimulante de la tiroides, que provoca la secreción de tiroxina.
  • La hormona adrenocorticotropa, que estimula la corteza suprarrenal.
  • La hormona estimulante de los folículos y la hormona luteinizante, dos moléculas que estimulan los ovarios y los testículos, según el caso, para que éstos sinteticen hormonas y pongan en marcha sus células sexuales.

Pero además la hipófisis funciona como una glándula endocrina, porque sintetiza hormonas que estimulan diferentes tejidos del organismo.
Así pasa con:

  • La hormona del crecimiento, que aumenta la síntesis de proteínas y la utilización de las grasas. Actúa sobre todo el organismo facilitando el crecimiento de los huesos y de los músculos, aumentando la altura. En las personas adultas contribuye al ensanchamiento óseo y al aumento de peso al inicio de la edad adulta.
  • La hormona prolactina, que estimula la secreción de leche en las mamas.
  • La hormona oxitocina, que estimula la contracción uterina durante el parto y también la del músculo liso de los conductos galactóforos de las mamas, para que vacíen la leche segregada.
  • La hormona antidiurética, que estimula la reabsorción de agua e riñón, consiguiendo que la orina sea más escasa y más concentrada.
  • La hormona estimulante de los melanocitos, que aumenta la producción de melanina, un pigmento que protege la piel de los rayos ultravioleta.


El Hipotálamo

El hipotálamo es una glándula endocrina que da las órdenes a la hipófisis. Es como una parte del sistema nervioso, formado por un conjunto de neuronas, que se encuentra en la base del cerebro, por encima de la hipófisis.

El hipotálamo regula la función de la hipófisis mediante unas moléculas llamadas factores liberadores y factores inhibidores, que estimulan o frenan la secreción de la hormona correspondiente. Hay una para cada hormona de las mencionadas en los párrafos anteriores.



Además de regular la función de las glándulas endocrinas, el hipotálamo regula, mediante neuronas:

  • el sueño, 
  • el hambre, 
  • la sed 
  • y la temperatura corporal.
Pero por encima de él está el resto del sistema nervioso central, y es quién da las órdenes, mediante conexiones neuronales.

Podemos decir, ahora sí, que el sistema nervioso coordina nuestro organismo, y lo hace directamente mediante los nervios e indirectamente por medio de las hormonas.

Las células del organismo, por su parte, están enviando continuamente información al sistema nervioso para que éste acomode sus órdenes a las necesidades corporales; este mecanismo se denomina retroacción.


La diabetes mellitus

¿Qué es la diabetes mellitus?

Aunque para simplificar consideremos a la diabetes mellitus una sola enfermedad, de hecho llamamos así a un grupo de enfermedades con signos y síntomas similares.

Todas ellas están causadas por la falta e secreción de la hormona pancreática insulina o bien por la resistencia de las células corporales a esta hormona, es decir la falta de respuesta a sus órdenes.

El término mellitus significa dulce; la enfermedad se conoce desde hace más de 2500 años y se denominó así porque la orina que excretaba la persona enferma tenía un sabor muy dulce. Existe también una diabetes insípida, en la que la orina no tiene sabor.

La diabetes mellitus es la enfermedad endocrina más frecuente y una de las principales causas de mortalidad y morbilidad en la sociedad contemporánea. Por eso es imprescindible que conozcas tanto sus aspectos teóricos como los prácticos. Por ejemplo, es una enfermedad muy ligada al estilo de vida, lo que la convierte en un ejemplo excelente de lo que puedes conseguir mediante educación para la salud.

Los tipos clínicos de diabetes mellitus

En términos generales, existen 2 tipos de diabetes mellitus:

  • La diabetes mellitus juvenil o de tipo 1, que suma aproximadamente el 5 % de los casos, suele comenzar antes de los 20 años. En ella, el páncreas de la persona deja de fabricar insulina por completo en unas pocas semanas, así que desde entonces será imprescindible inyectarle insulina.

  • La diabetes mellitus del adulto o de tipo 2, corresponde al otro 95 % de los casos. Es una enfermedad muy común, que afecta al 10 % de las personas mayores de 30 años y que se hace aún más frecuente con la edad. Solía empezar a partir de los 40 años, pero cada vez es más frecuente y se diagnostica en personas más jóvenes. Su frecuencia es similar en hombres y en mujeres.

En la diabetes tipo 2, el páncreas se va agotando y, deja paulatinamente de fabricar la hormona. Como la evolución de la enfermedad es lenta, más de un tercio de las personas enfermas ignoran que la padecen y lo descubrirán al sufrir una complicación de la enfermedad o bien por un examen médico llevado a cabo por otro motivo.

El principal factor favorecedor de que aparezca diabetes del adulto es la obesidad, pero también influyen el sedentarismo, el número de familiares directos que padecen la enfermedad, tener unas concentraciones de glucosa en sangre en el límite superior de la normalidad, sufrir diabetes del embarazo o, finalmente, que el organismo se haya hecho resistente a la insulina, es decir, menos sensible a su influencia.

La obesidad y el sedentarismo favorecen la diabetes. Las mujeres adultas que tienen un índice de masa corporal (IMC) entre 25 y 30 tienen 3,2 veces más riesgo de sufrir diabetes que aquellas con un IMC menor de 25. Las que tienen un IMC superior a 30 ven su riesgo multiplicado por 9,1 respecto a las más delgadas.

Aquellas mujeres que gastan 1000 Kcal. semanales o más en actividades de ocio tienen un riesgo de diabetes un 15 % más bajo que sus compañeras sedentarias, en cada tramo del lMC.
Además como factores protectores contra la enfermedad, la vuelta al peso ideal (perder cinco kilogramos ya tienen un efecto beneficioso), el consumo de café y el consumo del magnesio de las legumbres y las verduras.


Las manifestaciones de la diabetes

Las manifestaciones son más claras cuando no hay insulina, en la diabetes juvenil. Al faltar esta hormona, las células casi no captan la glucosa que circula por la sangre, de manera que las concentraciones de glucosa en sangre (las glucemias) suben mucho. Una parte de esta glucosa circulante se pierde por la orina (glucosuria) y además, en este proceso, arrastra agua. El resultado es que se excreta un gran volumen de orina (poliuria) y, al perder tanto líquido, el individuo se deshidrata y tiene sed continuamente (polidipsia).

Por otro lado, las células no tienen glucosa, como si la persona no hubiese ingerido glúcidos, y por lo tanto siempre tiene hambre (polifagia). Para obtener energía, en lugar de quemar glucosa las células deberán quemar lípidos y proteínas y la persona perderá peso aunque coma una cantidad normal o incluso exagerada de alimentos. Además, la pérdida de proteínas y la deshidratación le dan una sensación de cansancio físico.

Finalmente, la acumulación de glucosa en la piel y en las mucosas facilita las infecciones bacterianas y fúngicas de éstas. También es común la lentitud de la cicatrización de las heridas.


El diagnóstico y el tratamiento de la diabetes

Generalmente, la diabetes mellitus se diagnostica midiendo la glucemia de la persona que lleva en ayunas de 8 a 12 horas. La glucemia normal es la que se mantiene entre 80 y 125 mg/dL de sangre y las concentraciones superiores diagnostican la enfermedad de diabetes. Sin embargo, es recomendable repetir la prueba para confirmar los resultados.

El tratamiento de la diabetes y de sus complicaciones supone cerca del 5 % del gasto sanitario en los países ricos.

Los pilares del tratamiento del diabético son: la dieta, el ejercicio físico, la administración de hipoglucemiantes orales y la administración de insulina.

  • La dieta: Todas las personas diabéticas deben seguir una dieta específica, que las acerque al peso ideal. La dieta adecuada es tan importante que basta con ella en el 40 % de los casos.
  • El ejercicio físico: Es recomendable para todos, siempre que se ajuste a las capacidades de cada persona. Mejora la respuesta a la insulina y reduce el riesgo de aterosclerosis.
  • Los hipoglucemiantes orales: Estos fármacos estimulan las células pancreáticas aún activas y capaces de fabricar insulina. Sus dosis se fijan para cada persona mediante análisis periódicos, para evitar dosis excesivas, que causarían hipoglucemias.
  • La insulina: Los diabéticos juveniles deben utilizar la hormona desde, el principio de la enfermedad, mientras que los de inicio en la edad adulta solamente lo hacen cuando se presentan complicaciones agudas o cuando la enfermedad ha evolucionado mucho. Hay diversas modalidades de insulina, según su vía de administración, su velocidad de paso a la sangre y la duración de su acción.

La insulina es una proteína, y no se puede dar por vía bucal, porque el estómago la digeriría; por eso hay que inyectarla. Se administra por vía subcutánea, pero en los centros sanitarios, cuando es necesario también puede inyectarse en vena. El tipo de insulina, la dosis y la pauta de aplicación debe disponerla el médico para cada persona y cada situación concreta. Cuando las glucemias se alejen demasiado de lo normal o lo hagan muy a menudo, la persona deberá acudir al centro sanitario, donde le darán los consejos adecuados o bien le ajustarán las dosis de insulina.

Deben administrarse 2 inyecciones al día durante años y las inyecciones repetidas acaban causando induraciones subcutáneas que impiden la absorción de la hormona. Por eso, conviene tener 1 abanico amplio de las zonas que puedan pincharse rotándolas de una forma ordenada: se puede usar el abdomen, la zona lateral del tronco, las nalgas, los brazos o la cara anteroexterna de los muslos.


Las complicaciones de la enfermedad

La diabetes mellitus tiene 2 tipos de complicaciones, las agudas y las crónicas.

1. Complicaciones agudas: Son descompensaciones metabólicas que pueden acabar con la vida de la persona en pocas horas o días. Los desencadenantes suelen ser el exceso o la falta de insulina según el caso, no comer lo suficiente, un esfuerzo físico inhabitual, una enfermedad, etc.
Lo que es necesario que recuerdes es que una persona diabética a quien se le altera mucho el estado de salud necesita atención médica urgente. Mientras llega la ayuda, se le puede dar una solución azucarada, para que empiece a resolverse el problema.

2. Complicaciones crónicas: Afectan a los vasos sanguíneos y a los nervios y sus consecuencias deterioran muchísimo la calidad de vida de la persona diabética. Las más importantes son:

  • La microangiopatía diabética. Las paredes de las arteriolas y de los capilares se hacen más frágiles, de manera que la irrigación empeora y son frecuentes las hemorragias. Afecta sobre todo a la retina y al riñón y por eso la diabetes es la causa principal de ceguera y de insuficiencia renal en los países ricos.
  • La macroangiopatía diabética. Es como una aterosclerosis, pero más precoz y más intensa. Por eso, estas personas tienen mucho más riesgo de infarto o de trombosis cerebral. También reduce la irrigación de los miembros inferiores, que dificulta la deambulación y que puede agravarse hasta la gangrena, un trastorno que obligará a amputar los dedos, el pie entero o incluso la pierna.
  • La neuropatía diabética. Afecta a todos los nervios periféricos en especial a los pies y a los tobillos. Les reduce la sensibilidad, que facilitará que aparezcan úlceras. Las úlceras de los pies de las personas diabéticas son indoloras y muy profundas y se infectan con facilidad. Eso hace imprescindibles el cuidado preventivo adecuado de los pies de estos enfermos. Por otro lado, la diabetes también afecta al sistema nervioso autónomo, el que regula el funcionamiento visceral, causando alteraciones digestivas, urinarias, cardiovasculares, impotencia, etc. Para agravar la situación, muchas de estas personas padecen a la vez aterosclerosis, hipertensión arterial e insuficiencia renal.


1 comentario:

Nota: solo los miembros de este blog pueden publicar comentarios.