¿Cuáles son las principales causas de muerte súbita (muerte repentina, evitable e inesperada) en el adulto?
La muerte súbita es la aparición repentina, evitable e inesperada de una parada cardiaca en una persona que aparentemente se encuentra sana y en buen estado.
Su principal causa es una arritmia cardiaca llamada fibrilación ventricular. Esta arritmia produce una actividad eléctrica cardiaca caótica que no es capaz de generar latido cardiaco efectivo, por tanto el corazón deja de bombear la sangre, la presión arterial cae a cero y se anula el riego sanguíneo del cerebro y del resto del cuerpo. Cuando se detiene la circulación, el oxígeno y los nutrientes dejan de llegar a los órganos, que rápidamente empiezan a sufrir. Es importante saber que el órgano más vulnerable es el cerebro. Unos pocos minutos de parada cardiaca pueden ser la causa de lesiones cerebrales graves; de hecho, estas son las principales secuelas en los pacientes que son reanimados.
La fibrilación ventricular es muy rara en corazones sanos.
En personas mayores de 35 años, la causa más frecuente es el infarto agudo de miocardio (IAM) hace referencia a un riego sanguíneo insuficiente, con daño tisular, en una parte del corazón (agudo significa súbito, mio músculo y cardio corazón), producido por una obstrucción en una de las arterias coronarias, frecuentemente por ruptura de una placa de ateroma vulnerable. La isquemia o suministro deficiente de oxígeno que resulta de tal obstrucción produce la angina de pecho, que si se recanaliza precozmente no produce muerte del tejido cardíaco, mientras que si se mantiene la anoxia (falta de oxígeno en un tejido) o hipóxia (disminución de suministro de oxígeno) se produce la lesión del miocardio y finalmente la necrosis, es decir, el infarto.
Entre las principales enfermedades cardiacas que pueden desencadenar la muerte súbita y que poseen un componente genético preponderante se encuentran:
- Miocardiopatía Hipertrófica
- Miocardiopatía Dilatada
- Displasia Arritmogénica del Ventrículo Derecho
- Síndrome de Brugada
- Síndrome de QT largo (SQTL)
- Taquicardia Ventricular Polimórfica Catecolaminérgica
Otros factores que podrían influir en su formación son la edad, el sexo (los hombres de avanzada edad tienen más posibilidades de sufrirla), el consumo de tabaco, obesidad, diabetes, subidas de tensión o unos niveles de colesterol LDL altos.
¿Cómo se puede prevenir la muerte súbita en el adulto?
Para prevenir la muerte súbita en el adulto, como primera medida es llevar una vida saludable: no fumar, controlar el tipo de alimentación, el peso y hacer ejercicio físico.
También resulta fundamental hacer un chequeo cardiológico, de este modo se pueden detectar y prevenir alteraciones que pueden desencadenar un episodio de muerte súbita.
Los estudios básicos que se realizan en un chequeo son:
- Electrocardiograma: Gráfico en el que se registran los movimientos del corazón y es obtenido por un electrocardiógrafo.
- Ecocardiograma: Gráfico que registra la posición y los movimientos del corazón mediante ondas ultrasónicas.
- Ergometría: Prueba de esfuerzo.
¿Cuáles son las principales causas de muerte súbita en la edad infantil?
El síndrome de muerte infantil súbita (SMIS) es la muerte repentina e inexplicable de un niño menor de un año de edad. Algunas personas llaman al SMIS "muerte en la cuna" porque muchos casos de bebés que mueren por SMIS ocurren mientras duermen en sus cunas.
A día de hoy se desconocen las causas que provocan la muerte súbita en los bebés.
¿Cómo se puede prevenir la muerte súbita en el niño?
Dado el carácter inesperado de la enfermedad, no existen indicaciones que ayuden a prevenir la muerte súbita cardiaca. Sin embargo, la Academia Estadounidense de Pediatría recomienda unos consejos para ayudar a prevenir el síndrome de muerte súbita infantil:
- Poner al bebé a dormir boca arriba, incluso durante la siesta.
- Intentar que el bebé duerma sobre una superficie firme, como la cuna, y evitar que duerma en la cama con adultos o en superficies menos firmes como el sofá.
- Utilizar una sábana liviana para cubrir al bebé y evitar la utilización de almohadas, cobertores o edredones.
- Vigilar la temperatura de la habitación para que no esté muy elevada.
- Mantener al bebé en espacios libres de humo.
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