viernes, 4 de noviembre de 2016

Los órganos de los sentidos

Los órganos de los sentidos nos relacionan con el resto del mundo y nos traen la información necesaria para crecer como seres humanos. Cuando una persona pierde o merma las facultades de uno de sus sentidos, utiliza el resto para suplir esa falta de información. Nuestro cerebro y me atrevería a decir que nuestra alma se asoma al mundo a través de esas ventanas que son nuestros sentidos. La combinación armoniosa de todos ellos hará más satisfactoria la percepción a través de nuestros sentidos.


EL SENTIDO DE LA VISTA

Casi la mitad de todas nuestras impresiones sensoriales son visuales. La vista nos orienta sobre la forma, el tamaño, el aspecto superficial, color y la distancia a la que están los objetos que nos rodean.

ANATOMIA DEL OJO

EL GLOBO OCULAR

Cada uno de los globos oculares está en una cavidad ósea de la cara llamada órbita ocular, rodeado por tejido graso.

El globo está formado por tres membranas o paredes, que contienen los medios ópticos que atravesará la luz.

Las membranas del ojo descritas de fuera adentro, diferenciamos la esclerótica, la coroides y la retina.

- La esclerótica. Es una cubierta rígida, eminentemente protectora. Conforma el "blanco del ojo" y se continúa por delante en la córnea y por detrás en la vaina del nervio óptico.

- La coroides. Es una membrana que contiene los vasos que irrigará la retina. Su color negro convierte el ojo en una cámara oscura. El segmento anterior de la coroides forma el iris, que es la porción coloreada de los ojos, y la pupila, el círculo negro central. El iris contiene dos músculos, uno que contrae la pupila (a esta contracción se la llama miosis) y otro que la dilata (la dilatación es la midriasis); estos movimientos regulan la cantidad de luz exterior que llegará a la retina: cuando llega una luz demasiado intensa, un reflejo nervioso, hace que la pupila se contraiga; y cuando la luz sea escasa, la pupila se dilatará. Algo por detrás de los elementos citados está el músculo ciliar, que al contraerse y relajarse cambia la curvatura del cristalino. Alrededor del músculo ciliar está el cuerpo ciliar, que segrega el humor acuoso, un líquido transparente que llena el espacio entre el cristalino y la córnea. A la suma de coroides, cuerpo ciliar e iris se la llama úvea.

- La retina. Es una membrana que se fija al cuerpo ciliar por delante y al nervio óptico por detrás. Contiene los receptores de los estímulos visuales: los conos y los bastones.

  • Los conos sirven para la visión de los colores. Unos tres millones de conos se ocupan de la visión cromática. Son más abundantes en el centro de la retina. No funcionan cuando la luz es escasa, de modo que sólo apreciamos bien los colores durante el día.
  • Los bastones son sensibles a la luz, pero insensibles al color, funcionan aunque haya poca luz. Están dispersos por casi toda la retina, para llegar a sumar unos 75 millones.

La retina contiene una depresión o fóvea, que es la zona de máxima agudeza visual, en la que solamente hay conos. Cerca de ella se encuentra una zona llamada disco óptico, de donde parte el nervio óptico; en ella no hay receptores y por tanto no se captan estímulos -por eso se la llama punto ciego-. Esa imperfección no molesta a la visión porque el cerebro rellena ese hueco con la información de zonas adyacentes.




LOS MEDIOS ÓPTICOS QUE ATRAVIESAN LA LUZ

Para llegar a la retina, los rayos de luz han de atravesar los medios ópticos, que son sucesivamente la córnea, el humor acuoso, el cristalino y el humor vítreo. Los medios ópticos refractarán esos rayos, es decir, cambiarán su dirección para llevarlos al punto más apropiado de la retina.

  • La córnea. Es la parte anterior y transparente de la esclerótica. Funciona como una lupa, concentrando los rayos de luz. Es tan curvada que tiene un gran poder de refracción.
  • El humor acuoso. Es un líquido semejante al agua, que llena el espacio entre la córnea y el cristalino.
  • El cristalino. Es otra lente, que también concentra las imágenes sobre la retina (lo que se llama una lente convergente). Tiene, además, la ventaja de ser elástica y eso le permite variar su curvatura según la distancia a la que estén los objetos que se miran. Este proceso, llamado acomodación, consigue que los rayos que vienen de estos objetos se enfoquen siempre nítidamente sobre la superficie de la retina. Hemos explicado que la variación de la curvatura del cristalino depende del músculo ciliar.
  • El humor vítreo o cuerpo vítreo. Es una masa gelatinosa, que llena la mayor parte del globo ocular, la situada por detrás del cristalino.

LOS ÓRGANOS AUXILIARES DEL OJO

Ejercen funciones motrices y de irrigación y protección del globo ocular.

  • Los músculos oculares. Cada globo está movido por 6 músculos dispuestos de forma radial. El cerebro ha de coordinar con delicadeza la contracción y la relajación de todos ellos para lograr que los dos ojos converjan y puedan captar los estímulos del mismo punto del espacio.
  • La irrigación lacrimal. Permite conservar húmeda la parte expuesta del globo ocular, lo cual es imprescindible por ejemplo para mantener la córnea transparente. El líquido lo segrega una glándula lacrimal, situada por encima y por fuera del globo, y el parpadeo lo distribuye por toda el área expuesta.
  • La protección del globo ocular. La llevan a cabo los párpados, que unos repliegues de piel reforzados por láminas fibrosas. Los párpados contienen un músculo esfínter, el orbicular de los párpados, que cierra los ojos con fuerza, y también dos músculos más, que separan lo párpados entre sí. La cara profunda de los párpados, en contacto con el globo del ojo, está recubierta por mucosa; es la conjuntiva. De bordes libres de los párpados salen las pestañas, unos pelos cortos.


FISIOLOGÍA DE LA VISIÓN

Vemos los objetos porque reflejan una determinada cantidad de la luz que incide sobre ellos. Los rayos luminosos reflejados se dispersan y algunos de ellos alcanzan el ojo. El proceso para que ese rayo que llega al ojo estimule nuestro cerebro es el siguiente:

  • Los rayos de luz atraviesan la córnea, que actúa como una lupa, concentrándolos. Atraviesan el humor acuoso y se cuelan por el orificio de la pupila. Ésta actúa como el diafragma de las cámaras fotográficas, aumentando o disminuyendo su superficie según la intensidad de la luz entrante, de forma que penetra en el ojo una cantidad más o menos estable de luz. Los rayos de luz alcanzan el cristalino, cuya misión es enfocar todos los rayos en la superficie de la retina para que ésta perciba una imagen clara -de nuevo, como el foco de cámara fotográfica, que permite ver claramente unos objetos, dejando otros más borrosos-. Ya hemos dicho que el músculo ciliar es el que modifica la curvatura del cristalino. En el interior de la coroides, que actúa como una cámara oscura, los rayos de luz atraviesan el humor vítreo y llegan a la retina. Allí son detectados por las células fotorreceptoras, que convierten cada unidad de luz y color en un estímulo nervioso. 
  • Ese impulso nervioso se conduce a lo largo del nervio óptico hasta el área correspondiente en el lóbulo occipital. Allí se elabora el estímulo, formando una imagen completa y dándole un significado. Las imágenes formadas en las dos retinas son ligeramente diferentes y la fusión de las dos en la corteza occipital permite formar una imagen mental completa y única apreciando los objetos en tres dimensiones.



PATOLOGÍA DE LA VISIÓN

De entre las enfermedades más comunes que afectan a la visión empezaremos describiendo la ceguera, que es una disminución de la capacidad visual, tan grave que se hace insuficiente para las actividades más básicas, esa pérdida de visión puede deberse a lesiones tanto en el ojo como en el nervio óptico o en el encéfalo, aunque las más frecuentes son la afectación retiniana por la diabetes o por infecciones.

Otros trastornos visuales frecuentes son éstos:

  • La miopía. Es una anomalía de la refracción, cuyo motivo es que el globo ocular es demasiado largo. Por eso la imagen nítida se forma por delante de la retina y a ésta le llega una imagen borrosa. Mediante un esfuerzo de acomodación, la persona miope puede distinguir claramente aquello que está próximo, pero lo que está alejado lo ve siempre borroso. La miopía se corrige con lentes cóncavas, que dispersan los rayos de luz. Mediante una intervención quirúrgica que utiliza láser se puede esculpir la córnea para compensar el defecto visual.
  • La hipermetropía. Es la anomalía de refracción contraria a la anterior: el globo es demasiado corto y la imagen nítida se produce por detrás de la retina. En tal caso, lo que está lejos se distingue bien, pero lo que está cerca se ve borroso. Esta enfermedad se corrige con lentes convexas, que concentran los rayos de luz.
  • El astigmatismo. Es una anomalía de refracción causada porque la curvatura de la córnea no es uniforme; eso hace que las líneas rectas se vean distorsionadas. Se corrige con lentes cilíndricas, orientadas de una manera o de otra según la deformación corneal concreta.
  • El estrabismo. Es la incapacidad de los ojos para converger sobre el mismo punto. Los estrabismos más conocidos son el convergente, en el que la mirada se desvía medialmente, y el divergente, en el que se desvía lateralmente (este ocurre de forma frecuente durante la realización de exámenes… ) . Sin embargo, hay estrabismos en los cuales la desviación tiene un componente vertical, hacia arriba o hacia abajo. En algunos casos, el estrabismo de los niños puede corregirse si hacen ejercicios visuales que fortalezcan los músculos del ojo estrábico.
  • La presbicia o presbiopía. Es la pérdida de elasticidad del cristalino con la edad, de forma que no puede enfocar los objetos próximos. Comienza a notarse hacia los 40 años porque el paciente necesita alejar los objetos de sus ojos para verlos claramente. Podrá leer los textos cercanos si utiliza lentes convexas.
  • El daltonismo. Es una enfermedad hereditaria que se manifiesta como la dificultad o la imposibilidad de distinguir determinados colores. Hay muchas variantes de daltonismo, la más común es la incapacidad para diferenciar el rojo y el verde. En total sufren daltonismo el 8 % de las personas y la gran mayoría de los enfermos son hombres.
  • Las cataratas. Están causadas por la opacidad del cristalino, generalmente por causa del envejecimiento. No pueden curarse, de modo que hay que extraer quirúrgicamente el cristalino opaco y sustituirlo por una lente artificial intraocular.
  • La degeneración macular de la retina es un trastorno que reduce la agudeza visual, especialmente del centro del campo de visión. En España la sufren cerca del 2 % de la población y casi siempre afecte a mayores de 65 años. Su frecuencia y su gravedad aumentan con la edad, pero también influye el tabaquismo, que dobla el riesgo de sufrir la degeneración. Sus primeras manifestaciones son la visión turbia y distorsionada, con dificultades para leer, escribir y conducir, y a veces la aparición de un mancha negra en el centro de la imagen. Se puede detectar su presencia con la prueba de la rejilla de Amsler.


EL SENTIDO DEL OÍDO

El oído nos permite percibir los ruidos a nuestro alrededor.
Los ruidos están causados por las vibraciones de las moléculas del aire, que se propagan como variaciones en la presión; el oído transformará esas variaciones en estímulos auditivos.

ANATOMIA DEL OÍDO

El órgano del oído lo dividimos en:

  • oído externo, 
  • oído medio 
  • y oído interno. Junto a este último encontramos el aparato vestibular.


OÍDO EXTERNO:

El oído externo está compuesto por el pabellón auricular u oreja y el conducto auditivo externo. Este último en las personas adultas apenas mide 2,5 cm de longitud; está formado por una porción externa cartilaginosa y una interna ósea. El conducto contiene unas glándulas sudoríparas especializadas que segregan cera, cuya función es evitar que el agua quede estancada allí.

La membrana timpánica se toma como límite entre el oído externo y el medio. Tiene aproximadamente 1 cm de diámetro. Es semejante a la membrana de un tambor en cuanto que vibra con las diferentes ondas de presión del aire. Esa vibración se transmite inmediatamente a los huesecillos del oído medio.


OÍDO MEDIO:

El oído medio o caja del tímpano es un pequeño espacio, de apenas 2 mm de ancho y 2 cm de altura. En la parte medial tiene la ventana coclear y la ventana vestibular, recubiertas por membranas, que separan el oído medio del interno. Los huesecillos del oído son el martillo, el yunque y el estribo; juntos forman una cadena que recoge las vibraciones del tímpano y las transmite a la ventana coclear. A esta vía de transmisión de los sonidos se la denomina vía aérea, porque recoge las vibraciones del aire. Pero hay también una vía ósea de transmisión, en la que el aire hace vibrar los huesos de la cabeza y éstos, a su vez, a la ventana coclear. Por esta vía ósea tenemos menos sensibilidad auditiva, pero es un recurso cuando la transmisión aérea falla.

La trompa de Eustaquio es un conducto de 3,5 cm de largo, que comunica el oído medio con la nasofaringe. Normalmente está plegada, pero cuando se abre (al bostezar, al tragar o al mover la mandíbula), permite igualar las presiones de ambos lados de la membrana timpánica.


OÍDO INTERNO:

Está ubicado dentro del hueso temporal. Lo componen una serie de cavidades y conductos interrelacionados, que forman el caracol y el aparato vestibular.

  • El caracol o cóclea es un conducto espiral, de unos 3 cm de longitud total, parecido precisamente al caparazón de un caracol. Dentro de él se encuentra el órgano de Corti, que aloja un líquido (la endolinfa) y unas miles de células auditivas, cada una con sus pestañas sensoriales.
  • El aparato vestibular lo forman los tres conductos semicirculares, el utrículo y el sáculo. Todos ellos están rellenos de endolinfa y contienen también unas células ciliadas que son las receptoras del equilibrio.


La orientación en el espacio:

El órgano que nos permite conocer en qué posición está la cabeza en el espacio es el aparato vestibular, situado al lado del oído interno. La relación que tiene este órgano con el oído es simplemente anatómica, porque fisiológicamente no tienen nada que ver.

El aparato vestibular tiene varias funciones: 

a) nos permite orientarnos en el espacio,
b) detecta las aceleraciones lineales y rotatorias de la cabeza en cualquier dirección del espacio y
c) inicia los reflejos para mantener la cabeza en posición vertical.

Algunos ejemplos de situaciones en las que actúa el aparato vestibular son la marcha o la carrera, la puesta en marcha o la parada de un vehículo, la respuesta a la propia gravedad terrestre, los giros sobre uno mismo o el mantenimiento del equilibrio al volver la cabeza.

El objetivo del aparato vestibular es situar el cuerpo de una manera que nos permita mantener el equilibrio, algo imprescindible por ejemplo para poder mantenerse de pie y para caminar. Con todo, en el mantenimiento del equilibrio colaboran otras informaciones, como las provenientes de los ojos, las sensaciones de presión en determinadas áreas cutáneas, la distensión de algunas articulaciones y sus ligamentos y la contracción o la relajación de determinados músculos.


FISIOLOGIA DE LA AUDICIÓN

Se organiza en una secuencia muy lineal. Las ondas sonoras son captadas por el pabellón de la oreja y penetran por el conducto auditivo externo hasta llegar a la membrana del tímpano. Éste vibrará por el impacto de las ondas sonoras, vibración que se transmite al mango del martillo, soldado a dicha membrana, y de éste, sucesivamente, al yunque y al estribo.

El estribo transmite las ondas de presión a la membrana de la ventana coclear y ésta las comunica al caracol, cuyo líquido oscila en respuesta a las ondas sonoras. Estas oscilaciones curvan las pestañas de las células auditivas que se encuentran en el órgano de Corti lo que provoca que emitan impulsos nerviosos, que van por el nervio auditivo hacia el cerebro. Allí se perciben estos estímulos, se elaboran y se interpretan como sonidos.


PATOLOGIA DEL OIDO

Describiremos las principales enfermedades y trastornos auditivos procediendo desde el exterior al interior.

  • El tapón de cera en el oído: Se produce cuando se acumula la cera en el conducto auditivo. Causará una disminución más o menos intensa de la audición, además de vértigos.
  • La otitis externa: Es la inflamación del Conducto Auditivo Externo (CAE), es la más común de las otitis. Puede cursar con fiebre y otalgia
  • La otitis media: Es la inflamación de la mucosa del oído medio. Su causa más común es una infección, que, si es bacteriana, necesita tratamiento con antibióticos por vía general.
  • La otosclerosis: Es una enfermedad causada por la rigidez de la ventana coclear, que inmoviliza el estribo, de manera que este huesecillo no puede transmitir las vibraciones y se pierde la audición.
  • La sordera: Se considera sorda a la persona incapaz de captar una comunicación verbal. Es un trastorno relativamente frecuente, especialmente en las personas ancianas. Hay sorderas de transmisión (por lesión del oído externo o medio) y sorderas de percepción (por lesión coclear o nerviosa). Muchas sorderas pueden corregirse con audífonos externos o cocleares; la utilización de un audífono habría de aceptarse igual que se acepta llevar gafas cuando se tienen problemas visuales.
  • El vértigo: Se manifiesta como una sensación de mareo que puede ir acompañada de palidez, sudoración, taquicardia, náuseas e incluso vómitos. Entre sus muchas causas están un tapón de cera, una inflamación vestibular, lesiones nerviosas, epilepsia, jaquecas, tumores, intoxicaciones...


LOS SENTIDOS DEL GUSTO Y DEL OLFATO

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DEL GUSTO

Los órganos sensoriales del gusto se encuentran en las papilas de la lengua, denominadas gustativas.

Podemos distinguir cuatro sabores: 

  1. el salado, 
  2. el dulce, 
  3. el agrio o ácido 
  4. y el amargo.

Cada uno de los cuales tiene sus receptores específicos, que predominan en áreas diferentes de la lengua: el dulce y el salado, sobre todo, en la punta, el agrio en los bordes y el amargo en la base.

Los receptores envían sus impulsos por los nervios hacia el cerebro. En la captación de los sabores de las comidas tiene una gran participación el sentido del olfato, mucho más capaz de captar matices. Por eso los especialistas distinguen entre gusto y sabor; el primero es la sensación primaria transmitida por los receptores linguales y el segundo es la suma de las sensaciones gustativas y olfativas.

ANATOMIA Y FISIOLOGIA DEL OLFATO

Los receptores del olfato están en la membrana pituitaria, una mucosa en la parte superior de las fosas nasales. Las moléculas que dan esta sensación llegan a la pituitaria con el aire inspirado o desde la cavidad bucal, con el aire que atraviesa las coanas.

Las células olfatorias son neuronas especializadas en recoger los estímulos olfativos. Convergen en los dos nervios olfatorios, que entran a la cavidad craneal y van al cerebro. Los olores agradables de comida provocan reflejos de secreción gástrica, mientras que los desagradables pueden provocar náuseas y vómito. También los sabores agradables pueden provocar esas reacciones en un sentido u otro. Las células olfatorias se fatigan con cierta rapidez, de manera que después de un tiempo de estar en un ambiente que tiene un olor determinado dejamos de percibirlo.

PATOLOGIA DEL GUSTO Y DEL OLFATO

Aunque suele darse poca importancia a los sentidos del gusto y del olfato, su alteración o su pérdida afectan a la calidad de vida de la persona que las sufre. Es importante aprender algo sobre ellas, porque muchas de esos trastornos son tratables y curables.

El sentido del gusto puede sufrir alteraciones cuantitativas y cualitativas. Las primeras consisten en la reducción de la sensibilidad para detectar gustos y las segundas, en la percepción alterada de los gustos. Llamamos hipogeusia a la pérdida parcial y ageusia a la pérdida total, mientras que la percepción alterada es la disgeusia.

Existen muchas causas de alteración o pérdida del sentido del gusto. Algunas pérdidas son definitivas y otras, transitorias y recuperables al eliminar el agente lesivo. Entre las causas más frecuentes están:

  • las infecciones víricas, 
  • la candidiasis oral, 
  • la radioterapia, 
  • la quimioterapia y algunos fármacos, 
  • los déficits de cinc o de algunas vitaminas, 
  • el consumo prolongado de tabaco, 
  • la depresión y varias enfermedades endocrinas. 
  • Otras lesiones frecuentes afectan al sistema nervioso, como la lesión de los nervios que transmiten la sensación, el accidente vascular cerebral o la esclerosis múltiple.

Por lo que respecta al olfato, una de cada seis personas padece un pérdida parcial de la capacidad olfativa (hiposmia) y una de cada doscientas una pérdida completa (anosmia).

Las principales causas patológicas de alteración o pérdida del olfato, ya sea temporal o permanente, son:

  • el resfriado común, 
  • la inflamación crónica de la mucosa nasal y de los senos, 
  • los pólipos nasales, 
  • los traumatismos craneofaciales, 
  • el tabaquismo 
  • y las enfermedades de Alzheimer o de Parkinson. 
En un segundo grupo de causas, menos frecuentes, están:

  • los medicamentos, 
  • la cocaína, 
  • la exposición a tóxicos y contaminantes,
  • y los déficits nutricionales.


EL SENTIDO DEL TACTO

El tacto es el sentido que proporciona información sobre la forma y la textura de los objetos. Sus órganos receptores están en la piel y en las mucosas.

ANATOMIA DE LA PIEL

La piel es un órgano que recubre todo nuestro cuerpo y continúa en los orificios naturales con las mucosas. De hecho, es el órgano más grande del cuerpo, con una superficie total entre 1,5 y 2 metros cuadrados.

En un examen microscópico observaremos que la piel está formada por tres capas, que son, desde la superficie hacia la profundidad, la epidermis, la dermis y la hipodermis.

  • La epidermis. Está formada por células dispuestas en capas o estratos. Sus células más superficiales son aplanadas y están casi completamente rellenas de queratina. La epidermis de las palmas de las manos y de las plantas de los pies es más gruesa. Las capas más superficiales de la epidermis está formada por células muertas.
  • La dermis. Es una capa de tejido conectivo con fibroblastos e histiocitos que son las células precursoras de las fibras de colágeno y de fibras elásticas respectivamente. En la profundidad de la dermis están los anejos cutáneos, los receptores nerviosos, los plexos de vasos sanguíneos y los vasos linfáticos. Así que ésta es la capa sensible de la piel y la que nutre a las otras.
  • La hipodermis o tejido celular subcutáneo o tejido adiposo subcutáneo. Su contenido graso le permite actuar como aislante mecánico y térmico y como reserva de energía.


Los anejos cutáneos participan en las diferentes funciones de la piel. Podemos diferenciar los siguientes:

  • Las uñas son láminas de queratina, curvadas, que cubren el dorso de la falange distal de los dedos.
  • Los pelos son filamentos que sobresalen de la piel, también formados por queratina. Tienen una función protectora y son un símbolo estético. Distinguimos entre pelo, cabello y pelo terminal: el primero es más delgado y está por casi todo el cuerpo, el cabello cubre la bóveda craneal y el pelo terminal es el que sale después de la pubertad.
  • Las glándulas sebáceas excretan el sebo, una sustancia grasa que actúa como una crema, lubricando y flexibilizando la piel, impermeabilizándola y evitando las grietas.
  • Las glándulas sudoríparas segregan el sudor. Algunas actúan respondiendo al calor ambiental, otras responden a la ansiedad y otras forman parte de los caracteres sexuales secundarios.


LAS FUNCIONES DE LA PIEL:

La piel tiene cuatro funciones principales, de las que ninguna predomina sobre las otras:

  • Protección. Esta función la hemos explicado en el tema de inmunidad.
  • Regulación de la temperatura. La grasa subcutánea y la capacidad de contraer los vasos sanguíneos cercanos a la piel nos aíslan parcialmente del frío ambiental. Por otro lado, cuando hace calor los vasos se dilaten y el calor de la sangre puede difundir hacia el exterior. Asimismo, el sudor excretado se evapora en la superficie corporal y colabora a refrescarla.
  • Recepción sensorial. En la piel se encuentran los receptores sensoriales del tacto. 
  • Relación social, porque tiene mucho que ver con la imagen que una persona tiene de sí misma y de su atractivo.


LOS RECEPTORES SENSORIALES:

Especialmente en la dermis se encuentran distribuidos diferentes receptores sensoriales o corpúsculos, cada uno con una función especializada. Los más importantes son los receptores de los estímulos del tacto fino, de la presión, del frío y el calor y del dolor.

  • El tacto fino. Nos permite apreciar la forma y la textura de los objetos. Lo captan dos tipos de receptores especializados de la piel:


  1. Los corpúsculos de Meissner. Son más abundantes en las zonas más sensibles, como por ejemplo los pulpejos de los dedos o la punta de la lengua.
  2. Las redecillas nerviosas que rodean los bulbos pilosos del vello que tenemos en todo el cuerpo.


  • La temperatura. Se registra mediante receptores específicos para el calor (los corpúsculos de Ruffini) y para el frío (los corpúsculos de Krause) aunque nuestras sensaciones reales son las de diferencia de temperatura entre nuestro cuerpo y el objeto tocado. La sensación de calor se percibe lentamente, de manera que puedes quemarte con un objeto caliente antes de notar que lo estaba.
  • El dolor. Lo captan terminaciones nerviosas libres en la profundidad de la piel, estimuladas por los productos de descomposición de los tejidos destruidos. El dolor empuja a apartarse del estímulo doloroso y por eso decimos que el dolor tiende a proteger a nuestro organismo.
  • La presión. La captan unos corpúsculos cutáneos especiales, profundos y laminados (discos de Merkel y corpúsculos de Vater-Pacini). La sensación de presión aparece cuando en un área de la piel hay más presión que en la adyacente.


LA CAPACIDAD PERCEPTIVA EN LAS PERSONAS ANCIANAS

Por lo que respecta a la visión, con el envejecimiento se pierde agudeza visual y la persona necesita una luz más intensa para percibir bien los objetos. Por eso conviene cambiar las fuentes de luz de la casa por otras más potentes, especialmente en las áreas en las que hay más peligro.

Los ancianos suelen sufrir presbicia y cataratas como un cambio inevitable que acompaña al envejecimiento. La audición también se deteriora con la edad y cuando la pérdida de sensibilidad auditiva impide escuchar bien las conversaciones la solución más razonable es el uso de un audífono apropiado. Lo mismo sucede con la sensibilidad gustativa, que va reduciéndose con el envejecimiento. Eso influye un poco en la idea tan extendida de que antes las comidas tenían otro sabor. De la misma manera van reduciéndose, a partir de los sesenta años, las capacidades de detectar olores y de identificarlos, aunque parece que las mujeres conservan la sensibilidad olfativa durante más tiempo.

La sensibilidad táctil fina se reduce ligeramente con la edad y aumenta la sensibilidad al frío.
En conjunto, pues, el envejecimiento lleva a que a la persona anciana le cueste cada vez más percibir los estímulos del entorno, y sienta que debe esforzar más su atención para continuar percibiéndolos. Cuando se canse de hacerlo o no le interese lo suficiente, excluirá algunos de ellos y se irá aislando de su entorno.



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